MALDITOS telemarketers.

Me encontraba en plena modorra matutina , cuando de repente suena el teléfono.

No puedo creer lo que tuve que escuchar.

-Hola

-Buen día, con la señora Raquel Acuña por favor? Soy Montotito de G-money. (Me cago en vos, que me hiciste levantar de la cama)

-No, número equivocado, acá no vive Raquel Acuña.

-Pero la estamos llamando de G money! La señora adeuda un pago y necesitamos contactarnos con ella lo antes posible.

-Y a mí qué? Qué parte de ACÁ-NO-VIVE-RAQUEL-ACUÑA no entendés?

-Bueno, pero le podría comunicar cuando la vea, que tiene un pago vencido? (Si, hijo de puta, bancá que salgo con un megáfono por la calle a buscar a la tal Raquel Acuña)

-Vos me estás cargando?

-No, con quién hablo? Qué grado de parentesco tiene usted con Raquel Acuña?(Esto es una joda de Tangalanga, a mí no me cagan!)

-Hablás con alguien que tiene NADA que ver con Raquel Acuña. Número EQUIVOCADO dije. (Andate a la concha de tu hermana la más chica, infeliz!)

-Le podría decir que se comunique a la brevedad con nuestras oficinas? (Ahhh bueeh, un macaco con Alzheimer tiene más lucidez que vos!)

-Andá a cagar, sordo de mierda!!!

Corté.

Demasiada energía gastada en ese esperpento.

A las dos horas:

Riiiiiiiiiiiiiiiiing

-Buen día, hablamos de G-money, mi nombre es Pablo.
-A que adivino. Raquel Acuña? Andá a la puta que te parió, Pablo de G-money!


Aghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!


No me pueden sacar tanto.

Quién contrata a esa manga de pelotudos a cuerda?

Más pelotuda soy yo que les sigo la corriente.

Bueno, al menos descargué un poquito de ira.

Detesto a los telemarketers, y a la forra de Raquel Acuña.